Fiat Grande Panda, con el mismo espíritu que el Panda de siempre, pero eléctrico

Con estética desenfadada, prestaciones urbanas y un precio ajustado, el modelo de la firma italiana busca hueco en el mercado

Conducir el Fiat Grande Panda eléctrico no es una experiencia que busque dejarte con la boca abierta, sino con la sensación de que todo encaja. Es un coche que no trata de impresionar, sino de acompañar. Y en ese matiz está su gran virtud.

La primera impresión es la de un utilitario honesto, de esos que no necesitan adornos. Te subes y notas que no sobra nada, pero tampoco falta lo esencial: buen espacio para cuatro, visibilidad clara, mandos sencillos y una atmósfera que recuerda al espíritu de aquellos Panda que motorizaban media España en los años 80 y 90. Esa idea de coche accesible, práctico, casi familiar, está presente.

En ciudad, la respuesta del motor eléctrico de 113 CV sorprende por su suavidad y su capacidad de moverse con agilidad entre el tráfico. No es un deportivo ni pretende serlo, pero tampoco da la sensación de ir justo. Tiene el empuje suficiente para salir rápido en un semáforo y la calma necesaria para moverte sin estrés. En carretera se defiende bien: no invita a correr, pero mantiene los 120 km/h con dignidad, sin que la autonomía se desplome en exceso.

Quizás lo más interesante es que transmite tranquilidad. No te obliga a aprender nada nuevo, no intimida, no busca ser aspiracional. Es simplemente un coche para usar cada día. Y en un mercado eléctrico lleno de modelos que parecen querer ser “el futuro”, el Panda ofrece lo contrario: la confianza de lo cotidiano.

El maletero, con 361 litros, es otro punto fuerte. Abres el portón y te encuentras con un espacio real, práctico, de esos que permiten ir de viaje de fin de semana con la familia sin hacer Tetris con las maletas. Esa sensación de funcionalidad, de coche útil, es la que conecta directamente con la tradición del Panda original.

Y luego está el precio. En un momento en que muchos españoles miran los eléctricos con desconfianza por lo que cuestan, el Grande Panda aparece como un puente razonable: un coche eléctrico que, con ayudas, baja de los 20.000 euros. No es barato en términos absolutos, pero sí es un precio que empieza a sonar lógico.

Conducirlo un día entero deja claro que Fiat no quiere revolucionar nada con este modelo. Su objetivo es más humilde, pero quizás más importante: democratizar la movilidad eléctrica. Hacer que quien necesita un coche sencillo, urbano y fiable pueda dar el salto sin sentir que se mete en un mundo elitista o complicado.

El Fiat Grande Panda eléctrico no es el coche que hace soñar, es el coche que hace posible. Y eso, en la España de hoy, puede ser su mejor virtud.

El nuevo Grande Panda mide apenas 3,99 metros de largo, pero ofrece un maletero de 361 litros que se acerca al de compactos más grandes. Es, en esencia, un coche pensado para la ciudad y los alrededores, con la practicidad de siempre y un aire desenfadado que conecta con aquel Panda ochentero que motorizó a media Europa y que todos tenemos en la memoria,

Diseño con sabor a pasado y mirada al futuro

Fiat ha jugado a reinterpretar su historia. El Grande Panda no es una copia literal del clásico, pero sí mantiene el espíritu de líneas rectas, superficies simples y detalles muy reconocibles. La parrilla cerrada, los grupos ópticos cuadrados y la silueta robusta lo distinguen de la competencia, que tiende a parecerse demasiado.

Dentro, el planteamiento es funcional: espacio suficiente para cuatro adultos, buena visibilidad y una sensación de coche sólido pese a su tamaño. No hay alardes de lujo, porque no se buscan. Aquí manda la practicidad.

Mecánica eléctrica sin complicaciones

Bajo el capó encontramos un motor de 113 CV (83 kW) asociado a una batería de 44 kWh que promete 320 km de autonomía WLTP. No es un coche de grandes viajes, pero sí suficiente para el día a día en ciudad y desplazamientos de media distancia.

Las recargas están bien resueltas: hasta 11 kW en corriente alterna y 100 kW en carga rápida, lo que permite recuperar del 20 al 80 % en media hora. Una cifra que lo pone a la altura de rivales más caros.

En prestaciones, acelera de 0 a 100 km/h en torno a 11,5 segundos y alcanza los 132 km/h. Lo justo para no quedarse corto en autovía, aunque su hábitat natural será sin duda el urbano.

Sencillo pero fiable como su abuelo

Precios en España: lo eléctrico empieza a ser popular

La mejor noticia llega cuando se mira la tarifa. En España, el Fiat Grande Panda eléctrico parte de unos 23.900 euros al contado, con ofertas de concesionario que lo acercan a los 23.000 euros. Aplicando ayudas del Plan MOVES III, la factura final puede bajar claramente de los 20.000 euros, lo que lo convierte en uno de los eléctricos más accesibles del mercado.

Frente al Renault 5 E-Tech, que ronda los 25.000-26.000 euros, el Panda juega la carta del precio y la practicidad. Su estética menos emocional puede ser un punto débil, pero Fiat compensa con una oferta muy racional.

El valor de un icono popular

El Panda siempre fue sinónimo de coche sencillo, práctico y accesible. Ahora, en su versión eléctrica, la marca busca repetir la jugada: dar movilidad a quienes quieren electrificarse sin dejarse un dineral. El Grande Panda EV no será el eléctrico más rápido ni el más tecnológico, pero sí uno de los más honestos.

En un mercado español donde los eléctricos siguen siendo minoría, Fiat apuesta por la nostalgia y la funcionalidad como armas para democratizar esta transición. Y ese, quizá, sea el mejor homenaje al Panda original.

El Fiat Grande Panda, el Renault 5, el nuevo Lancia Ypsilon o el Renault 4 tienen algo en común: todos fueron coches que marcaron época y hoy regresan como eléctricos. No es casualidad.

Las marcas han descubierto que el pasado vende. Recuperar un nombre conocido facilita la aceptación del público en un mercado aún reticente a los eléctricos. Comprar un Panda o un R5 no es estrenar un modelo desconocido, sino reencontrarse con un icono adaptado a los tiempos.

La jugada es doble: conecta con la nostalgia de quienes recuerdan aquellos coches familiares y, al mismo tiempo, ofrece a los más jóvenes un diseño fresco con raíces reconocibles. El Fiat 500 y el Mini ya demostraron el éxito de esta fórmula, y ahora otros quieren repetirla.

En plena transición energética, revivir viejos éxitos es también una manera de asegurar el futuro.

El pasado vende más de lo que podamos creer... y las marcas lo saben

Fiat grande panda

foto fiat