WLTP vs NEDC: por qué importa entender la autonomía homologada de tu eléctrico
Es habitual encontrar cifras de autonomía en los EVs que en la mayoria de las ocasiones no coinciden con la realidad


La explicación está en los ciclos de homologación, los procedimientos oficiales con los que se miden consumos y emisiones antes de que un coche salga al mercado. Los dos más conocidos son el antiguo NEDC y el actual WLTP. Pero, ¿qué diferencia hay entre ellos?


El origen del NEDC
El New European Driving Cycle (NEDC) nació en los años 80 como estándar de referencia en Europa para homologar consumos y emisiones. Su objetivo era crear un marco común de medición. El problema es que estaba basado en condiciones muy poco realistas:
Ciclos de conducción cortos, con velocidades bajas y pocas aceleraciones.
Temperatura fija de 20-30 ºC en laboratorio.
Sin apenas tener en cuenta climatización, pendientes o el peso extra de equipamiento.
El resultado: cifras de consumo y autonomía muy optimistas, imposibles de replicar en condiciones reales. Durante años sirvió como guía, pero acabó generando desconfianza en los usuarios, porque la diferencia entre lo homologado y lo real podía superar el 30 %.
La llegada del WLTP
Para solucionar ese desfase, en 2017 entró en vigor en Europa el Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedure (WLTP), que sustituyó al NEDC. Este ciclo se diseñó de forma más realista y exigente:
Pruebas más largas (30 minutos frente a 20 del NEDC).
Distancias mayores (23 km frente a 11 km).
Velocidades más variadas (hasta 131 km/h frente a 120 km/h).
Mayor presencia de aceleraciones y frenadas.
Se tienen en cuenta diferentes configuraciones del coche (llantas, peso extra, equipamiento).
El WLTP no es perfecto, pero refleja mejor la conducción real en distintos escenarios. Por eso, aunque las cifras de autonomía homologada suelen ser algo superiores a lo que experimenta un conductor en carretera, la diferencia es bastante menor que con el NEDC.
¿Qué significa para los coches eléctricos?
En los eléctricos, el cambio fue aún más importante. El NEDC inflaba autonomías de forma exagerada: un coche que homologaba 300 km NEDC, en la práctica apenas llegaba a 200 km. Con WLTP, esas diferencias se han reducido mucho, y hoy un coche que homologa 500 km suele ofrecer entre 400 y 450 km reales, dependiendo de la conducción.
Además, el WLTP ha estandarizado la forma de comunicar la autonomía, lo que permite comparaciones más justas entre modelos y marcas.
Y qué hay de otros ciclos?
EPA (EE.UU.): Más estricto que el WLTP. Sus cifras de autonomía suelen ser más cercanas a la realidad, aunque en Europa se usa menos como referencia.
CLTC (China): Similar al viejo NEDC, con valores muy optimistas.
WLTP es hoy el estándar global en Europa y gran parte de Asia.
Conclusión: cómo leer la autonomía de tu coche eléctrico
Entender la diferencia entre NEDC y WLTP es clave para no llevarse decepciones. Si lees cifras antiguas homologadas en NEDC, asume que la autonomía real será mucho menor. Con WLTP, la desviación se reduce, pero sigue existiendo: factores como la velocidad en autopista, el uso del climatizador o el tipo de carretera siguen afectando de manera notable.
En definitiva, el WLTP no es la verdad absoluta, pero sí una herramienta mucho más fiable que el NEDC y, sobre todo, un paso adelante hacia una movilidad eléctrica más transparente.
Munición perfecta para los haters
Uno de los argumentos más recurrentes de los detractores del coche eléctrico es la diferencia entre la autonomía declarada por los fabricantes y la que realmente obtiene un conductor en carretera. Y, aunque exageran, no les falta un punto de razón: esa diferencia existe.
Los fabricantes están obligados a homologar sus modelos bajo un ciclo de pruebas estandarizado (actualmente el WLTP en Europa). Este ciclo es mucho más realista que el antiguo NEDC, pero sigue siendo una simulación de laboratorio. La temperatura es controlada, no hay pendientes ni viento en contra, y se conduce de manera uniforme. En el mundo real, en cambio, influyen factores imposibles de replicar en una prueba: el estilo de conducción, el tráfico, la climatización, el peso extra o la velocidad sostenida en autopista.
La conclusión es clara: los fabricantes y comunicadores debemos explicar mejor cómo funcionan las homologaciones y qué autonomía real puede esperar el cliente. Solo así se cerrará el hueco que la desinformación aprovecha para frenar la transición hacia una movilidad más limpia.


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