Consejos para no parecer un 'cuñao' de manual hablando sobre coches eléctricos

Sabes que estás ante una persona que domina el 'cuñadismo' automovilístico de barra de bar cuando tras la primera cerveza, o a veces incluso antes, aparece la frase estrella: "Eso de los eléctricos... bah, eso no tiene alma"

Cuñados del mundo, uníos… pero en silencio, por favor.

Si vas a hablar de coches eléctricos, infórmate, prueba uno, pregunta sin soberbia, y por favor: no digas que “esto es una moda”. Porque ya no es el futuro, es el presente, y tú sigues buscando el estrangulador del carburador en un coche que ya no lo tiene. Además, debes saber que, prácticamente, la totalidad de los que prueban un EV ya no quieren volver a la combustión, Ten cuidado, no te vaya a suceder a ti.

Y tú, que sólo querías ver el partido o hablar de cualquier cosa que no incluya el par motor, te encuentras atrapado en una clase magistral de desinformación con el entusiasmo de un tertuliano de taberna y la solidez científica de un meme reenviado. Por supuesto que cada cual puede tener su opinión, faltaría más, pero convertir un argumento de dudosa consistencia del que sabes solo de oídas, en una verdad absoluta, no es lo más recomendable para demostrar conocimiento. Este artículo, mitad en broma, mitad en serio va dedicado a ti, estimado lector internauta, para que no te conviertas en esa persona. Y si ya lo eres: al menos disimula (-;

No empieces ninguna frase con "yo leí en Facebook que..."

Sí, hay mucha sabiduría en los comentarios de "La verdad oculta sobre Tesla", pero no, no son fuentes fiables. Antes de soltar que los coches eléctricos contaminan más que una central de carbón china, considera esto: si tu fuente principal es un tío con gafas de sol y bandera en el perfil, quizás estás en el carril equivocado.

Evita el clásico “con eso no puedes ir ni al pueblo”

¿Sabías que el 90% de los trayectos diarios no superan los 40 km? Pero claro, tú estás muy preocupado porque un coche que hace 400 km con una carga no te deja ir “sin parar” a Soria, como si fueras a Soria cada martes. La realidad es que haces más viajes al Mercadona que a la sierra.

No uses “yo necesito sentir el rugido del motor” como argumento técnico

Amigo, lo que tú necesitas es una playlist de AC/DC y una sesión de terapia. Si echas de menos el “brum brum”, cómprate una aplicación con sonidos de escape o una moto vieja para fines de semana. Pero no le pidas a la tecnología que frene porque a ti te gusta la vibración de antes.

Deja de hablar como si todos los eléctricos fueran un Tesla de 80 mil euros

No todos los coches eléctricos cuestan lo que un riñón en el mercado negro. Existen modelos urbanos, híbridos, compactos, para bolsillos reales y con enchufes normales, no esos que parecen salidos de un episodio de Black Mirror. Así que no, no tienes que hipotecarte para tener uno. Solo dejar de pensar en V8 y empezar a pensar en enchufes (y no los del ayuntamiento).

No saques el litio como si fueras ingeniero de materiales

De repente, todo cuñado es experto en minería del Congo y en el impacto ambiental de las baterías, pero cuando tuvo que cambiar el aceite cada 10.000 km, ni preguntó de dónde venía. Es muy curioso cómo brota el ecologismo selectivo cuando hay que justificar seguir con el coche diésel del 2007 “porque aún tira bien”.

Recuerda: la gasolina no es parte de tu identidad

No eres menos hombre, ni menos libre, ni menos español por conducir algo que no hace ruido al arrancar. Tampoco eres traidor a la patria por aprovechar un punto de carga gratuito. De hecho, puede que estés empezando a pensar con la cabeza. Y si te preocupa la autonomía… piensa que tú tampoco das para mucho sin un café.

No te escudes en “yo es que soy de la vieja escuela”

La vieja escuela también tenía teléfonos fijos, discos de vinilo y coches que no frenaban si llovía. Y mira dónde estamos. Evolucionar no significa renunciar a tu pasado; solo aceptar que no puedes vivir anclado en los años donde se fumaba dentro del coche con las ventanillas cerradas.